Vanessa
Aún no podía dejar de pensar en todo lo que me confesó Dorian. Aquello había sido apenas una mínima parte de su pasado, y sin embargo me había sacudido por completo. Estaba perdida en mis pensamientos, hasta que un golpe repentino del saco de boxeo me sacó del ensimismamiento.
—Estás muy distraída y eso no ayudará —se burló Shiory, riendo a carcajadas—. Sé que estás consternada por la confesión de tu esposo, por su condición.
Asentí, soltando un largo suspiro.
—Imagínate —murmuré—, lo único que sé es eso… y lo de aquel hombre al que él quiere atrapar para vengarse. Creo que su objetivo de convertirse en mafioso fue solo para poder alcanzar a esa escoria. Solo de pensarlo, me hierve la sangre.
Shiory se cruzó de brazos, mirándome con firmeza.
—Por esa razón ahora tienes que aprender a defenderte. Tal vez incluso apoyarlo cuando llegue el momento. Necesitas un motivo, Vanessa, un motivo que te mantenga firme. Yo quería que supieras lo de la condición de tu esposo justamente por