Dorian
Cuando llego a casa, lo primero que me recibe no es el silencio, tampoco el frío ni la oscuridad. No. Es él.
—¿Quién más podría estar tan feliz de verme a las tres de la mañana como tú, eh, Nox? — vociferó con sarcasmo mientras me agacho a acariciarlo.
Mi perro, un doberman negro como la maldita noche, se abalanza sobre mí moviendo la cola. Le puse Nox por simple ironía, por cómo todos creen que soy el diablo de la noche encarnado. Qué dramáticos. Yo solo hago lo que muchos no se atreven: tomar lo que quiero y destruir lo que estorba. Nada más.
Entro a casa. Mi madre no está en la sala como de costumbre. Raro. Siempre espera despierta, a pesar de mis miles de veces diciéndole que deje de hacerlo. Ya no soy el niño que necesitaba su protección. Ese mocoso murió hace años, el día que aprendí que la compasión no sirve de escudo.
Soy un hombre. Un cabrón hecho y derecho. Capaz de todo. Cruel, calculador y sin miedo.
Bueno... sólo le temo a uno: el de allá arriba. Dios. Sí, soy un mafioso, lleno de pecados y monstruosidades, pero la fe... esa no la pierdo. Porque cuando el infierno se desate, más me vale tener una carta bajo la manga.Subo a mi habitación. Me quito la camisa, dejo los zapatos tirados y me meto a la ducha. El agua fría cae sobre mí, como si intentara apagar el fuego que esa mujer ha encendido en mi cabeza.
Ella.
Esos ojos... ese cabello oscuro que me recuerda al lado más adictivo de la noche.
Maldita sea. No puedo sacarla de mi cabeza. Y no, no me importa que me haya rechazado. ¿Desde cuándo el “no” de una mujer me ha detenido? Cuando quiero algo, lo consigo. A como dé lugar.Escuché que tiene novio. Daniel Carballo.
Un imbécil de cuarta que se cree hombre por manejar un club barato y jugar a ser importante. Pero eso, ella no lo sabe del todo, el idiota también trabaja en mi club y maneja el suyo a clandestina. Si cree que puede cuidarla... Bueno, que se prepare para perderla. Porque cuando Dorian Meissner pone los ojos en algo, lo arranca de raíz. Con o sin espinas.Salgo de la ducha, me envuelvo con una toalla y camino a mi pequeña sala personal. Sirvo un coñac, agarro un caramelo de goma y lo mastico como si fuera la calma que precede a la tormenta. Me dejo caer en mi silla giratoria y miro el techo.
—Vanessa Karisa Logan —susurro con media sonrisa. Qué nombre tan delicioso. Tan único como ella.
Esa mujer entró por mis ojos y ahora no puedo, ni quiero, sacarla.
Mañana por la noche haré mi jugada. Y la voy a conquistar. A mi manera. Si tengo que jugar sucio, lo haré. Porque cuando quiero una rosa, no me importan las espinas. Las arranco, una por una.Me lanzo a la cama con esa imagen en la mente. Es tiempo de descansar. Se vienen días interesantes.
🌹🌹🌹
Ya estoy en una de mis tantas empresas. Esta, en particular, es donde manejo las carreras clandestinas de motocicletas.
Los que corren bien, se llevan mucho dinero. Los que no... bueno, que se preparen para besar el pavimento.También tengo empresas de autos, bares, clubes nocturnos y casinos.
Ah, los casinos... Aún nadie sabe que soy el verdadero dueño de los más importantes del país. Y así quiero que siga. Prefiero trabajar en las sombras, dejar que los idiotas crean que mandan. Así descubro a los traidores. Y los traidores, no tienen segundas oportunidades.La traición, para mí, se paga con sangre.
Mis hombres están tomando fotos de las motos, las piezas nuevas, todo lo que se necesita para la próxima carrera ilegal. Los demás del grupo Los centellas harán su entrada este fin de semana y mi cuadrilla los Shadow Races seremos los ganadores y ganaremos muchos dolares.
Un poco de dinero a los oficiales de la zona, y asunto resuelto.
Aquí no hay obstáculos. Solo billetes malgastados y adrenalina.Termino de firmar unos papeles, autorizo la salida de motos a algunos corredores, y bajo al vestíbulo.
Salgo al estacionamiento privado, donde mi más reciente adquisición me espera: un Lamborghini Revuelto 2025 pintura negra mate, vidrios polarizados, motor rugiente como un león enjaulado. Hermoso. Letal. Como yo.Subo, prendo el motor, y antes de avanzar, mi teléfono suena.
El dective más rápido me esta llamando.—Dígame.
—Señor Meissner, ya tengo la información de la muchacha.
—Habla.
—Trabaja en un cafetín en Las Brisas. Su nombre completo es Vanessa Karisa Logan. Su madre falleció hace dos años, su padre está enfermo, y efectivamente, Daniel Carballo es su pareja. Él le consiguió trabajo en el casino Meissner.
—¿Edad?
—Aproximadamente veinte años.
—Interesante… ¿Y del otro asunto que te pedí?
—Ningún rastro del hombre. Seguimos buscando.
—Perfecto. Manda la dirección del cafetín a mi W******p.
—Ya mismo, señor Meissner.
—Muy bien.
Cuelgo la llamada.
Y sonrío.
—Mi Rosabella... —susurro con voz grave—. Voy a hacerte una pequeña visita.
Acelero el Lamborghini, dejando atrás mi empresa mientras el rugido del motor avisa que el cazador ha salido.
Mi objetivo ahora tiene nombre y apellido.
Vanessa Logan.
Y cuando yo decido que algo es mío...
No hay nadie, absolutamente nadie, que pueda detenerme.