Dorian
—¿Has averiguado a dónde se fueron aquellos individuos? —pregunté sin rodeos.
Gregorio me sostuvo la mirada un instante y luego negó
—Señor, nuestros hombres hicieron explotar aquel lugar. Todavía no tenemos evidencia clara de hacia dónde escaparon, pero logramos conseguir algunas armas… y debo informarle algo más. Encontramos cuerpos humanos enterrados. Aparentemente asesinaban personas… incluso mujeres. Por lo que averiguamos, las sometian a intimidar con hombres adinerado para luego matarlas y de esa manera no dejar evidencia de su corrupción que hacían como trata de personas.
Me quedé en silencio, ni sorprendido ni impresionado. Los mafiosos de aquel clan nunca habían tenido alma. Ese tipo de escoria era capaz de todo: profanaban, vendían mujeres, traficaban con inocentes como si fueran mercancía.
Solo imaginar qué hubiera pasado con Vanessa si hubiesen logrado llevársela lejos de mí, si la hubieran violentado o asesinado… me erizaba la piel.
—Entonces entrenaremos a Van