Sentía cómo el aire gélido se colaba en la recámara. Mi madre estaba de pie junto a la ventana, con la mirada fija en una fotografía antigua, la única que logró rescatar la noche que escapamos. Esa imagen era un pedazo de nuestra historia perdida, un fragmento del pasado que ella se negó a dejar atrás.
Mi madre había salido huyendo después de escuchar una conversación que no estaba destinada a sus oídos. El plan inicial era escapar todos juntos: mi padre, mis hermanos mayores, ella y yo. Pero todo cambió aquella noche.
Sabíamos bien que la esposa de mi abuelo, Eleanor Lewis Benson, odiaba a mi padre. Ese rencor se extendía inevitablemente hacia nosotros. Eleanor nunca perdonó que el patriarca tuviera un hijo fuera del matrimonio. Mucho menos que ese hijo, Jonah Jr., fuera el verdadero amor de su esposo. Ahora, con la noticia de la muerte del patriarca, mi madre sentía que al fin era el momento de regresar.
—¿En qué piensas? —le pregunté desde el marco de la puerta.
Ella no apartó la v