10. Dulce juego
Leonardo.
No podía parar de reírme. En serio, me resultaba casi cómico ver lo fácil que resulto ser, ella acepto la propuesta de ser mi Amante sin pensarlo tanto. Mujeres como ella, caían una y otra vez en el mismo juego. Era demasiado sencillo. Primero las enamoras, las haces sentir especiales y luego las destruyes poco a poco. Y con ella no sería la excepción. Claro que iba a jugar con sus sentimientos, y luego haría que pagara caro la traición qué le hizo a Andres.
Pobre de mi hermano, al haberse enamorado de una falsa como esa bailarina cualquiera. Ahora debo asegurarme de tenerla cerca y bajo control. Después me encargaré de quitarle a ese bebé. No pienso permitir que esa mujer se quede con el. Si resulta ser mío, me haré cargo, pero a mi manera. Y si no lo es, entonces tendrá que soportar las consecuencias. Nadie juega conmigo.
La llevare a quedarse a mi casa en Esteli, junto al lago, perfecta para mantenerla vigilada. No soy un mal hombre, o al menos eso me gusta creer. Bueno l