9. Sin saber que hacer.
Zaira.
Lo mire con asombro. Es probable que este hombre, me a estado vigilando.
—¿Cómo sabe mi nombre? —pregunté.
—Ya ves —dijo sonriendo con arrogancia—, sé mucho más. Puedes buscarme en redes: soy Leonardo Valverde, el pintor más famoso de esta ciudad. Poseo museos y empresas, y no voy a permitir que ensucies mi nombre jamás.
Ni siquiera sabía quién era ese hombre hasta ese momento.—No importa si sabías o no —continuó—. Lo que me interesa es tenerte cerca. ¿Quieres que te saque de esta casucha a la fuerza?
Sentí que me ardían los ojos.
—¿A qué se refiere? —pregunté confundida.
—Tú misma lo comprobarás mañana. Nos vemos. —Puso una tarjeta en mi mano. Intenté tirarla, pero no pude.
Se inclinó hasta mi oído y susurró con un tono que me hizo estremecer.
—Soy capaz de dejarte en la calle esta misma noche para que duermas debajo de un árbol, junto con tu madre, tu hermano o lo que tengas que ver con ese niño. Así que acéptalo, Zaira Mendoza.
Después me dejó un beso en el cuello, se acomo