FREYA
Tomé un baño después de mi aventura con Eunice. No podía negar que eso había sido peligroso, pero a la vez había sido algo emocionante.
Me puse una ropa cómoda para tomar una siesta. Caleb y Leif seguían en reunión con los ancianos, lo que significaba que los ancianos no estaban en un acuerdo con los ancianos.
Abrace una almohada cuanto escuché la puerta abrirse.
Caleb e ingresó, su postura firme y su mirada fija en mí.
—Los ancianos aceptaron —dijo al fin, rompiendo el silencio con voz firme—. Ambos reinos van a unirse oficialmente. Han acordado construir un segundo camino para que nuestras manadas puedan movilizarse libremente entre los territorios. Además… —una sonrisa leve, casi contenida, apareció en sus labios— los ejércitos van a fusionarse. Seremos uno solo, Freya.
Me levanté de golpe y corrí hacia él, riendo, envolviendo mis brazos alrededor de su cuello con un impulso de felicidad tan repentino como incontenible.
—¡Eso es maravilloso! —exclamé, y sentí cómo su cuerp