Desperté sintiendo el calor de la mañana filtrarse entre las cortinas gruesas de la habitación. Me estiré con lentitud, sintiendo los músculos relajados, la mente en calma. Aún estaba oscuro dentro del cuarto, pero ya podía intuir que el sol comenzaba a iluminar las tierras del Reino del Fuego.
Me giré con una sonrisa, buscando con la mano el cuerpo de Caleb a mi lado… pero mi mano encontró solo sábanas frías.
Abrí los ojos de golpe.
Vacío.
El lado de la cama donde se había acostado anoche estaba deshecho, pero vacío. Me senté de golpe, sintiendo esa punzada familiar de decepción. ¿Y si todo lo que dijo anoche solo fue un impulso? ¿Un momento de debilidad? ¿Y si se arrepintió?
Me abracé las piernas, odiando lo rápido que mi mente pasaba del recuerdo de sus labios cálidos y sus palabras dulces al frío de una cama vacía.
Entonces lo escuché.
El sonido del agua deteniéndose, la puerta del baño abriéndose… y ahí estaba él. Caleb salió envuelto en una toalla blanca, con el cabello mojado c