CAPÍTULO 124

ASTRID

El cielo estaba cubierto por una neblina suave cuando abrí los ojos. Por un instante, juré que veía a Ronan frente a mí. Su silueta, alta, fuerte, como siempre. Pero al parpadear con fuerza, el rostro cambió: era un chico joven, de cabello revuelto y mirada noble. Me observaba con atención.

—¿Estás bien? —preguntó con voz suave.

Me incorporé lentamente. Sentía un cosquilleo en las extremidades y una presión molesta en la frente. Todo parecía revuelto en mi mente. ¿Dónde estaba? ¿Qué hacía aquí?

—Estoy… un poco confundida —respondí, llevando una mano a mi sien—. Aturdida.

El chico me sonrió, tranquilo.

—Puedo prepararte un té. Te hará bien. Mi madre siempre dice que ayuda a recordar.

No entendía por qué, pero le creí. Había algo en él que me hacía confiar, como si no representara ningún peligro. Asentí.

—Gracias.

Me ayudó a caminar hasta un rincón del bosque donde tenía un termo y una pequeña taza. Sirvió el té, tibio, con aroma a hierbas dulces y mentoladas. Lo bebí con precau
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP