Regrese a mi apartamento después de hablar por un buen rato con Bonnie, ella era demasiado divertida, tenía una luz impresione. cuando llegue entre fui directo a la cocina, quería prepárale una cena romántica a Giorgio, y cerrar este día con algo bueno.
Para cuando termine eran casi las ocho de la noche, así que me apresure a poner la mesa para esperarlo, ya que el vendría pronto. Pero los minutos seguían pasando y Giorgio no regresaba. Me recosté en la mesa y cerré los ojos, me sentía cansada.
El sonido de la llave girando en la cerradura me despertó. Abrí los ojos lentamente, desorientada, y me di cuenta de que me había quedado dormida en la mesa. La vela que había encendido horas antes estaba casi consumida, y la cena que preparé con tanto esmero ahora estaba fría. Levanté la vista y allí estaba él, Giorgio, de pie en la puerta con esa mirada cansada que tanto me preocupaba.
—Giorgio… —murmuré, sonriendo a pesar de la pesadez en mis párpados. Me levanté de la silla y caminé hacia é