La señora Valentina insistió en que la chica fuera a pasar unos días con su novio durante el tiempo que ellos permanecieran con su hijo.
—Mamá. Creo que estás siendo muy ingrata, ella paga su estadía aquí.
Intentó defenderla.
—Tú no tienes necesidad de pagar un alquiler entre dos. Tú puedes hacerlo solo, eres un heredero.
Aleyda abrió los ojos de par en par. Ahora siente miedo y entiende el porqué él no se ha enamorado de ella. Es obvio, ella es pobre, mientras que él está en un nivel más alto que jamás se comparará con el suyo.
Recordó lo mucho que había ahorrado durante los dos meses que llevaba trabajando. Así que, para evitar la separación de esa familia por su culpa, tomó una decisión.
—Tiene razón, señora. Me iré en este momento, pero no para donde Eliam, sino a mi casa. Se lo digo porque no me gustaría que se forme un mal concepto sobre mí—. Aclaró.
—He traído el auto de Eliam. Te llevaré a donde vayas—. Se ofreció Ethan.
Aleyda asintió con un movimiento de cabeza. Necesitaba