Tengo que ser comprensivo con Aleyda. Parece ser muy inocente y debo de tener cuidado en como me expreso, pues, no conoce mucho de la vida, o eso es lo que yo quiero creer.
Le hice saber que no importaba su procedencia, que debía sentirse orgullosa de ella misma y no hacerle caso a comentarios de personas malignas.
Ella agradeció por toda mi atención.
—Oye, hoy iremos a una fiesta con mis amigos. ¿Qué tal si nos acompañas?—. Propuse.
—No, gracias, como te lo dije anteriormente, yo estoy recién llegada a la ciudad y no sé cómo funciona ese ambiente. Además, tengo pena del qué dirán tus amigos, quizá se alejen de ti por mi presencia.
—Créeme que mis amigos no son de pensamientos estúpidos—. Le aseguré.
¿Nunca has estado en una fiesta?
—No. Y, de nada serviría, ya que, las que se celebran en el pueblo son muy diferente a como pintan las de la ciudad.
Amo la inocencia de esta chica, creo que me llevaré muy bien con ella. Si mamá la conociera, seguro me pediría que la proteja del mal que