Mientras tanto, cuando Javier y Valentina creyeron que todo había acabado. Volvieron a experimentar otro suceso en sus vidas cuando uno de los trillizos desapareció al salir de la escuela.
Se trataba de Ethan, quien, salió a escondidas de la escuela por algún motivo o engaño.
—¿Quién pudo llevárselo?
Se preguntan al no reconocer el auto sin placa en el que se lo llevaron. Han pasado dos horas y aún nadie les había llamado para exigir dinero por su rescate.
Pasadas las cuatro horas finalmente la llamada entró en el teléfono de Valentina. En ese momento ella había quedado sola en casa mientras Javier andaba buscándolo con otras personas.
—Hola—. Atendió la llamada, tratándose de un número desconocido.
—Tengo a tu hijo, ¿lo quieres de regreso?
—Ni siquiera hagas esa pregunta estúpida. Solo dime cuánto quieres de dinero a cambio de mi hijo.
—No, querida. No quiero dinero, te quiero a ti en su lugar.
—¿Quién eres?
—Me conoces, pero no te diré quién soy. Solo te pido que te divorcies de t