Días después volvieron a la realidad. Ya no era el asistente de Javier Montalván, ahora era el CEO de su propia empresa. Pero había algo que lo mantenía incómodo y, es que aún no le pedía matrimonio a Isabel.
Habían pasado por tantos problemas que temía que ella no lo aceptara por rechazo a los hombres. Pero ahora está seguro de que lo hará, ella le ha demostrado que estará a su lado pase lo que pase.
Una mañana le pidió que se vistiera hermosa porque irían a la inauguración de un hotel, precisamente de su propio hotel que con sus ahorros había diseñado y construido con ayuda de la misma empresa arquitecta de Javier. Pero Isabel aún no lo sabía, esa era parte de su sorpresa.
Por la noche él pasó a recogerla. Gabriel estaba con sus primos en casa de Javier y Valentina, ellos también asistirían pero lo harían más tarde, dándole paso a que la pareja tuviera sus momentos de felicidad a solas.
—Estás preciosa, querida mía—. La elogió. Ella sonrió exquisitamente, él la quiso besar pero ella