Finalmente, el notario dio lectura al testamento. Valentina ya había hablado con Cristian y le expresó que si había algo para ella; que no lo quería y que se tenía que anular el testamento.
—Piensa en el futuro de los trillizos. Ellos crecerán y preguntarán si su padre fue alguien importante en esta vida, cuando lo sepan, dirán que fue un tacaño de primera, que ni siquiera les heredó una cuarta parte de su riqueza.
Como esposa legitima, Valentina se convirtió en la presidenta de las empresas, Cristian continúo siendo su asistente y guiándola desde el inicio.
—Valentina, si hay algo que quieras saber del pasado, puedes preguntármelo.
Le alentó Cristian al verla pensativa.
—¿Sabes qué pasó con mi hermano?
—¿No se ha comunicado contigo?
—No.
—Tu hermano es inocente. La misma persona que incriminó a tu hermano resultó ser la culpable. No te imaginas cuanto lloró Javier ese día porque te había hecho sufrir siendo inocente, se arrepintió de haberte pedido en matrimonio con el afán de saldar