Después de lamer y chupar su venuda verga hasta quedar saciada, Ermys se puso de pie solo para encontrarse con los ojos hambrientos de Archer… En ese momento, cargó a la sirena y la hizo sentar en la mesa más cercana que encontró, la recostó con mucha delicadeza, quedando sus piernas expuestas solo para él.
Archer separó sus piernas para poder acariciar su clítoris, por su parte Ermys, le daba todo sin ocultar nada, después de todo, no era la primera vez que follaban a escondidas, en el pasado, Ermys era la mujer que Archer amaba hasta el día de hoy, y quien sabe, quizás hasta el final de sus días.
El coño de Ermys estaba tan mojada que no necesitaba lubricante.
— Sí... así... se siente tan bien... — Ermys gimió mientras Archer pasaba uno de sus dedos por sus pliegues húmedos haciendo que ella soltara otro gemido de placer, seguido de ello, introdujo uno de sus dedos en su apretado puzzy.
Introdujo un segundo dedo solo para hacerla desear más, introduciendo así, un tercer dedo, al ve