Capítulo 151. Entre familia.
Enrico Armone
El aire dentro del salón principal era tan espeso que podía cortarse con un cuchillo. Cada paso resonaba como un tambor de guerra, mientras Dominic Ivankov se mantenía de pie al fondo, rodeado por la penumbra y la tensión acumulada.
Su presencia no era la de un anfitrión, sino la de un centinela dispuesto a defender su trinchera.
Su última frase retumbó en mi cabeza como un disparo directo al alma.
“Trina me pertenece”.
No fue un error. No fue una provocación sin intención. Lo dijo con cada sílaba cargada de posesión. De desafío. De verdad.
Sentí que el aire me ardía en los pulmones. Las venas me latían como tambores de guerra. Caminé hacia él, cada paso como un martillo sobre el mármol. Si Verónica no me hubiese sujetado el brazo, creo que lo habría estrangulado allí mismo.
—¡No es un objeto, malnacido! —rugí, con la garganta hecha pedazos por la rabia—. ¡Es mi hija!
Dominic no se movió. Ni un paso atrás. Sus ojos, tan azules como gélidos, se clavaron en los míos con e