Cap. 78. Éxtasis antes del desastre.
Narrador omnisciente:
A kilómetros de distancia y a mundos de diferencia, la vida de Maite era un paraíso dorado. Había decidido no incomodar más a Aris con la idea de casarse, ni insistir en que los niños llevaran su apellido.
Había comprendido que, con él, todo tenía que fluir con paciencia… y astucia.
Durante esos días, todo fue armonía: veían películas, comían palomitas en el sofá, coloreaban libros infantiles, y en las tardes, Aris regresaba del trabajo como un padre de familia.
Incluso había propuesto inscribir a los pequeños en una escuela privada, de las más prestigiosas de la ciudad. Y Maite… se lo permitía todo.
Esa noche, frente al espejo de cuerpo entero, Maite se contemplaba con detenimiento. El vestido de gala le abrazaba cada curva con una perfección casi irreal: rojo carmesí, ajustado, de espalda descubierta.
Se sentía una diosa encarnada en carne y hueso.
La gala de celebración por el éxito de su última película la esperaba. Cuatro días consecutivos agotando entra