Cap. 145. Si me entrego, ¿me perdonas?
Alexandros bajó la vista hacia Maite y le besó los dedos con ternura.
—Sé que lo que estoy por hacer… es egoísta. Lo sé. Pero también sé qué he pasado toda mi vida velando por los demás. Por este clan. Por ustedes. Me negué a amar, a formar una familia, a tener hijos… porque el amor es una debilidad que no me podía permitir.
Se detuvo. Tragó saliva con dificultad. Maite sintió que el mundo se detenía a su alrededor.
—Y ahora que los tengo… a ti, y a mis hijos… el miedo es más grande. Miedo a perderlos. Miedo a que un día alguien venga y me los arrebate. Por eso… he tomado una decisión.
Hubo una pausa, un silencio.
El aire se volvió espeso. Casi irrespirable.
—Voy a entregarme a las autoridades.
Las palabras cayeron como una bomba. Todos se quedaron inmóviles, atónitos, como si no hubieran entendido… como si no pudiera ser real.
Maite sintió que las rodillas le flaqueaban y tuvo que apoyarse en el respaldo de una silla para no caer. Sus ojos se abrieron, incrédulos. Quería hablar, grit