Cap. 134. Una propuesta con aroma a mar.
POV Maite.
La miré.
—Helena ya no es un obstáculo —continuó —. Y ya te expliqué cuál es la verdadera función de lo que él hace. Sí, puede parecer oscuro desde afuera… pero si supieras cuánta gente hemos ayudado…
Sus palabras me golpearon el pecho como una ola repentina.
—Entiendo tus prejuicios —añadió—. Entiendo que no es fácil amar a alguien como Alexandros. Pero tú lo amas, ¿cierto?
La miré de nuevo. Tragué saliva. No pude decir nada. Solo sonreí. Tal vez por primera vez en mucho tiempo… sonreí sin miedo.
—¿Y si me reservo la respuesta a tu pregunta? —le dije sin mirarla, con la voz más neutra que pude.
Ariadna soltó un bufido dramático, como si yo acabara de arruinarle una sorpresa.
—¡Anda, cuñada, no seas tan maluca! —se quejó, rodando los ojos.
Me limité a sonreír con suficiencia y guardar silencio.
No supe en qué momento el paisaje se transformó, pero de pronto el yate se detuvo frente a una enorme casa de piedra que parecía surgir del mar como un castillo de otro tiempo. Una