Marco y Valeria atendieron el código azul, pero la tensión entre ellos es palpable. Una vez resuelta la emergencia, Marco no puede más.
La lleva a un consultorio vacío. «Valeria, esto se terminó. Ya no soy tu jefe aquí, soy tu pareja. ¿Qué es lo que no me estás diciendo?», le pregunta, su voz es una mezcla de preocupación y firmeza. «El mensaje, tu llanto... esto no es solo estrés.»
Valeria, al borde del colapso, ve en sus ojos que no aceptará otra evasiva. Le cuenta una verdad a medias, la única que puede compartir sin revelar su embarazo: «Tienes razón... Tengo miedo. Montes me ha estado saboteando cada paso de mi tesis, y ahora esto... Siento que todo mi futuro, todo por lo que he trabajado, depende de esa cirugía y que alguien (Fernando) está empeñado en destruirlo. El mensaje lo confirmó.» Marco la abraza, aliviado por tener una parte de la verdad, pero intuyendo que hay algo más.
«No estás sola en esto. Lo enfrentaremos juntos», le promete. Esta conversación los une contra la