Crin cerro el libro, por fin había finalizado la investigación, ahora el forjador de los Dracul estaba listo para evocar a la bestia, ya hacia muchos soles bajo aquella maldita habitación, y Vladislav estaba ta furioso con Crin que lo había confinado al encierro hasta que el mismo pudiese despertar a la bestia que tanto los Dracul necesitaban,
Crin dejó el libro sobre uno de los estantes, y se dirigió de prisa al laboratorio, sabía que no podía perder más tiempo.
Sobre una mesa de hierro estaba tirado un cuerpo ya en fase de descomposición, era el cuerpo de uno de los antiguos asesinos de Transilvania, Crin se dispuso para forjar a la bestia, y si dilatar más, saco su espada, que era el arma que se le había concedido para forjar la bestia,
Crin comenzó a trazar un círculo en el piso de la habitación.
De inmediato, sin esperar, tomo el libro que había estado estudiado, y los abrió en el piso, y a puerta cerrada, levanto su espada, y comenzó evocar en una legua extraña, repentinamente