Noche de bodas y revelaciones
Isa Belmonte
La música invade todo el espacio, las personas más jóvenes bailan alocadamente mientras los más formales fuman en un salón aparte y se mantienen en sus mesas, Mario se mantiene en la pista conmigo por obligación, se quiere ir desde que llegamos, pero es nuestra maldita fiesta y debemos terminarla, me pego a él cuando la música se vuelve más lenta, me toma de la cintura y yo rodeo su cuello con mis brazos, me besa con lentitud, despacio, sin apuros, sin lujuria, solo un rose suave de sus labios sobre los míos compartiendo unos minutos que cualquiera categorizaría como escena de romance de época.
Vuelvo a respirar cuando sus labios se separan de los míos, mis ojos se mantienen cerrados y siento como pega su frente a la mía, nos volvemos a balancear con suavidad, de lado a lado, abro los ojos y me encuentro con los suyos mirándome fijamente, se mantiene serio, no puedo descifrar que esconde su expresión, el pecho se me acelera de la nada y en