El Eco de los Pasos en el Umbral
Isa Belmonte
La firma en aquellos documentos fue más que tinta sobre papel. Fue un parteaguas, el cierre oficial de un capítulo sangriento y el inicio de uno nuevo, tallado en la frágil esperanza de la legitimidad. La suite del hospital, nuestro refugio forzado durante semanas, comenzó a sentir los primeros vientos de cambio. Ya no era solo una fortaleza bajo asedio; se transformaba en la antesala de nuestra nueva vida.
Los bebés, Elena y Alessandro, florecían lentamente bajo la luz constante de la vigilancia médica y el amor que los envolvía. Cada gramo que ganaban era una batalla ganada, cada respiración profunda un himno de victoria. Elena, con su temperamento feroz y sus ojos claros que ya parecían ver más allá de su corta edad, era el vivo retrato de la determinación de su padre. Alessandro, más sereno, observador, con una calma que a veces parecía antinatural en un recién nacido, llevaba la marca de una sabiduría antigua en su mirada oscura.
Mari