29. No nos van a separar otra vez.
Capítulo veintinueve. No nos van a separar otra vez.
La luz del amanecer se filtró a través de las cortinas, cálida y silenciosa. Nicole despertó primero, envuelta en las sábanas y en los brazos de Kyan. Se quedó quieta, observando su rostro dormido. Parecía más joven así, más vulnerable. Como si los años de distancia, dolor y orgullo no hubieran dejado marcas.
Quiso grabar esa imagen para siempre.
No hubo arrepentimiento en su pecho, sino una paz inesperada. Pero también miedo.
Se vistió en silencio y caminó hacia la cocina. Preparó café, aunque sus pensamientos estaban lejos. Habían cruzado un umbral del que ya no podían volver, y el vértigo de ese salto la estaba alcanzando.
Kyan apareció poco después, con el cabello revuelto y el mismo brillo en los ojos que solía tener cuando la miraba en la universidad.
—Buenos días —murmuró, acercándose y dejando un beso breve en su frente.
Ella sonrió, tímida.
—Millie aún duerme.
—Hoy quiero llevarlas a pasear. Seremos solo los tres. Quizás al