Capítulo veinticuatro. Amenaza inminente.
El estruendo de los neumáticos sobre la grava resonó como un trueno entre los árboles. Nicole sintió un vuelco en el estómago al ver, a través de los ventanales, las siluetas de dos SUV oscuros detenidas al borde de la verja. Millie, en sus brazos, se removió inquieta.
—Mamá… ¿quiénes son esos?
—No lo sé, mi amor. Pero todo va a estar bien —mintió Nicole mientras acariciaba su cabello.
Desde el porche, Claire alzó la radio:
—¿Reporte visual?
Una voz respondió: —Cuatro hombres. Armados. No son parte del equipo.
Kyan apareció por el lateral de la casa, vestido con una chaqueta táctica. Su expresión era de hielo.
—Quiero a Nicole y a Millie en el búnker. Ahora.
—Kyan… —empezó Nicole.
Él no le dio tiempo. Se acercó, le quitó a Millie con ternura pero con urgencia, y miró a Nicole a los ojos.
—Te necesito segura. Si algo me pasa, Claire tiene las instrucciones.
—No digas eso —susurró ella, pero él ya estaba caminando hacia el interior con la niña e