Capítulo 84.
POV Lola
Entré a la mansión temprano, con el libreto en la cabeza. No había margen para errores.
Los guardias me saludaron sin sospechar. Llevaba la ropa que Mila usaría para una mañana cualquiera: discreta, sin brillo, la blusa blanca y el cabello recogido. Nada llamativo.
Caminé con paso seguro hasta el vestíbulo. Una de las empleadas se me acercó.
—La señora Mila está en la terraza con los niños —dijo.
—Perfecto. No la interrumpas iré a verla—respondí, fingiendo una sonrisa amable.
Seguí hasta la terraza. La vi sentada, con los gemelos jugando cerca y esa calma suya que me irritaba. Tan cómoda en una vida que debería haber sido mía.
—¿Qué haces aquí de nuevo? —preguntó al verme.
—Pasa algo —dije sin rodeos—. Mamá amaneció mal. Muy mal. No quería asustarte por teléfono, pero está pidiendo verte.
Mila dejó de jugar con los niños. Me observó, tensa.
—¿Qué le pasó?
—No lo sé con exactitud. Dicen que no quiere ir al hospital. No para de preguntar por ti.
La duda se le notó en la mirada.