Capítulo 31.
POV– NICOLAS.
Abrí los ojos lentamente, con la luz tenue de la mañana filtrándose por las cortinas. Durante un instante, no supe dónde estaba. El recuerdo del veneno, del calor en mis venas, de la desesperación, regresó como un eco lejano… y entonces la vi.
Mila.
Dormía a mi lado, envuelta en las sábanas, con un mechón de cabello oscuro cubriéndole el rostro. Su respiración era calma, suave, y sus labios entreabiertos parecían dibujar un suspiro detenido en el tiempo. Me quedé mirándola. No podía apartar los ojos de ella. Era como si el mundo entero hubiera desaparecido y lo único que quedara fuera esa imagen: mi esposa, después de todo lo que habíamos pasado, en paz, en mi cama.
No entendía en qué momento había sucedido. En qué instante esa mujer, que entró en mi vida como un desafío, como una tormenta indeseada, se convirtió en mi refugio. Pero lo acepté en silencio: me había enamorado de ella sin darme cuenta.
No era una confesión que pensara pronunciar. No todavía. Pero estaba all