Capítulo 125.
POV: Mila
La luz del amanecer se colaba por las cortinas, pintando el dormitorio con un resplandor dorado que parecía prometer un nuevo comienzo. Me desperté con la mano en mi vientre, buscando instintivamente ese leve aleteo que ahora era mi faro en la tormenta. El primer trimestre del embarazo había traído náuseas que me dejaban temblando sobre el inodoro, la frente perlada de sudor, pero también una esperanza que crecía como una semilla en tierra fértil. Nicolás dormía a mi lado, su rostro relajado en el sueño, su brazo rodeándome incluso en la inconsciencia, como si temiera que el pasado pudiera arrancarme de nuevo. Los recuerdos—el secuestro, las drogas de Javier, la traición de Lola—seguían allí, como cicatrices que dolían al tocarlas, pero su agarre se debilitaba. Cada día, con mi familia, sentía que estaba tejiendo un nuevo tapiz, uno donde el amor era más fuerte que el dolor.
Me levanté con cuidado, mis pies descalzos rozando el suelo frío, y me dirigí a la sala que había tra