Mundo ficciónIniciar sesiónEl avión descendió como si el mundo se inclinara hacia el sol. Desde la ventanilla, la tierra parecía infinita: dunas como olas congeladas, carreteras rectas como decisiones duras, y al fondo, en el borde donde el cielo se acuña, una ciudad que parecía hecha de arena y luz. Riad brillaba sin pedir permiso, orgullosa, inmensa, silenciosa desde lejos y viva desde dentro.
Julian apretó la mano de Kira. Ella lo miró: ojos cansados, barbilla firme, un gesto que conocía demasiado bien. El gesto del hombre que se prepara para ver su propia cicatriz en otra piel. Damian dormía en su fular, con la respiración tranquila. Luka pegó la nariz al vidrio, como queriendo aprender el mundo por absorción.
—Se ve como… —empezó Luka.







