Mundo ficciónIniciar sesiónLa casa olía a cosas que no salen en los noticieros: a jabón de manos, a pan recalentado, a ropa limpia doblada con prisa y puesta en cualquier silla. El penthouse estaba en penumbra; la ciudad entraba por las ventanas como un rumor que ya no imponía nada, apenas un zumbido de fondo, como la nevera cuando decide recordarte que existe. En la sala, el dinosaurio de Luka había quedado tumbado junto al moisés; en la cocina, una taza con la marca del labial de Kira esperaba agua que nadie iba a calentar. Era tarde, y el mundo por fin se había quedado fuera.
Kira estaba descalza, con el cabello suelto y una sudadera que alguna vez fue de Julian y que ahora le quedaba perfecta. Caminaba despacio, con ese andar de quien quiere que el piso no haga ruido. Damian dormía con los brazos en alto, las manos abiertas, esa rendición feliz de los b







