Mundo ficciónIniciar sesiónEl silencio del penthouse de Marcus era un esfuerzo por contener algo latente. Las luces amortiguadas proyectaban sombras largas que dibujaban murallas en los muros. Afuera, la ciudad pulsaba con su insistencia habitual; adentro, el aire tenía la textura de una cuerda tensa. Julian abrió la puerta con paso firme, pero su respiración traicionaba la alerta. Había aceptado venir porque Marcus lo había convocado: un mensaje cifrado, una coincidencia inverosímil, y la promesa de que esa vez no habría suciedad que justificara dividirlos.
Marcus lo esperaba en el salón principal. Llevaba la chaqueta abotonada, pero el gesto de los hombros era rígido. La cuna estaba en un rincón lejano, cubierta con una manta ligera. Melissa dormía sin saber el peligro que acechaba. Al ver entrar a Julian, Marcus asintió apenas, sin dramatismos, com







