Mundo ficciónIniciar sesiónLa tarde se plegaba sobre la ciudad como una sábana tibia. Al salir del ascensor, Julian sintió que el silencio del pasillo tenía la textura de las cosas que han cambiado sin hacer ruido: una calma nueva, un tipo de paz que todavía no se atrevía a creer del todo. Había dejado atrás el penthouse de Marcus con un latido irregular, como si su pecho aprendiera una coreografía distinta para respirar. No sabía si estaba aliviado o más cansado que nunca. Sabía, sí, que la puerta se había cerrado sin golpes, que las palabras no se habían envenenado y que, por primera vez en demasiados años, se había permitido sostener a Melissa sin que el pasado lo tirara al suelo.
William lo esperaba en el vestíbulo de la planta baja, sentado en un sillón de cuero gastado que parecía recordarle otra







