La convivencia fluyó entre risas, anécdotas y bromas internas. Sol se burlaba de todo y todos, sacando carcajadas incluso a Kira, que poco a poco fue relajándose. Julian notaba cómo ella evitaba el contacto con Diego. Cómo su cuerpo se tensaba cada vez que él le pasaba el brazo por la cintura o le besaba el cuello. Y Julian, sin forzar, simplemente se mantenía cerca. Hacía preguntas a Kira, la escuchaba, se interesaba. Con cada gesto, con cada palabra, tejía un hilo invisible de confianza.
Sol no tardó en notar la tensión silenciosa entre los dos hombres. Cada vez que Julian decía algo amable, Diego sentía la necesidad de marcar territorio. Pero lo hacía desde la posesión, mientras Julian lo hacía desde el cuidado. Kira lo notaba, aunque no quisiera admitirlo.
—¿Alguien aquí sigue fútbol europeo? —preguntó Leo, buscando romper un poco la tensión.
—¡Obvio! —respondió Sol levantando la mano—. Soy del Barça hasta que me muera.
—¿Y tú, Kira? —preguntó Julian con curiosidad, mirándola desd