VALERIA SANTORO
Ya me encontraba mucho mejor luego de ese accidente. No negaré que aún me siento traumada por lo que Alessandro hizo. ¿Cómo se atrevió a dispararle a ese hombre frente a mí? Digo, ese hombre era un infeliz, pero al menos debió esperar a que estuviera afuera del lugar. Ya bastante perturbada me encontraba.
Salgo del baño luego de darme un baño espumoso y relajante; toda la tensión acumulada me estaba afectando bastante el hombro.
Tomo un conjunto de lencería negra y empiezo a esparcir la crema corporal por mis piernas. Su olor es a vainilla, lo cual me encanta.
Siento cómo alguien toma mi cintura y luego me pega a un pecho fuerte, susurrándome al oído:
—Me enciendes de una manera... —¡Es Alessandro!
Sentir sus manos en mi cuerpo hacía que mi corazón comenzara a acelerarse con fuerza, y que el calor me recorriera por todo el cuerpo.
—¿Qué haces aquí? —digo sin poder controlar el nerviosismo.
—Quería ver cómo estabas... pero me llevé una maravillosa sorpresa.
—Deberías to