VALERIA SANTORO
Sentía muchas ganas de vomitar; entre el llanto, el dolor en el pecho y la sensación de estar sin aire, todo mi cuerpo se tensaba y las ganas de vomitar se hacían presentes.
No podía creer lo que mi padre había hecho: él amaba a mi madre, y sé que hubiera dado su vida por ella. Alessandro me tiene que estar mintiendo; él solo quiere que yo odie a mi padre o verme sufrir.
—Dios, quítame estos malos pensamientos respecto a mi padre. Él podrá ser muchas cosas, pero mal padre y mal esposo no ha sido. Tampoco quiero que sea el responsable de la muerte de la esposa de Alessandro. Solo quiero que todo sea mentira.
En la mañana me encuentro bastante cansada; no dormí mucho y la sensación de vomitar sigue presente. No deseo hablar con nadie, y mucho menos con Alessandro. La puerta se abre, pero no me tomo la molestia de ver quién es.
—Debes comer algo. Ayer no comiste —odio cuando se hace el que le importa.
—De igual forma, voy a morir.
—No, mientras estés aquí —dice de mal hum