Capítulo ochenta: Soy tu dueño
Nino cuelga y enseguida le llega un mensaje con una dirección de Marèddusa. Rocco pasa su teléfono al hombre que lo acompaña y sube al auto.

—¿Cómo llegaste a este lugar? — pregunta de nuevo a Caterina.

La fría expresión del rostro de Rocco empieza a abrumarla.

—Me escapé del auto cuando se detuvieron en una estación de gasolina y un niño me ayudó — dice rápidamente y Rocco la observa con el ceño fruncido.

La duda sigue acechándolo. ¿Cómo diablos pudo escaparse con la ayuda de un niño?

—Caterina, solo dime la verdad.

—Esa es la verdad, Rocco. Dos estadounidenses me llevaban en el asiento trasero de un auto cuando desperté, no había nadie más, los escuché hablar y de pronto se detuvieron y…

—Llévanos con Nano. — le dice al conductor.

La espalda de Rocco se tensa. Caterina acaba de confirmar lo que él ha dicho.

Ella se cruza de brazos y lo observa con inquietud. Rocco la ha interru
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