Le empieza a doler la cabeza y Nicola está inquieto e irritable, no logra controlar la respiración y tiene la impresión de que las palpitaciones en sus sienes aumentan con cada minuto que pasa.
La mirada insegura de Caterina busca adaptarse a la oscuridad del lugar; el frío y la humedad que siente mientras escucha el repicar de sus tacones contra el suelo de cemento estremece cada poro de su cuerpo. Dentro de su cabeza, la idea de que puede estar equivocándose no deja de taladrarla y darle vueltas una y otra vez. A pesar de que desea entregar a Gianluca y librarse para siempre de él, las últimas palabras que le dijo Rocco, antes de enviarla a su casa con Luca, no dejan de dar vueltas en su cabeza:
“…lo menos que queremos es que el plan que tienes con Steven sea descubierto y termines con un tiro en la frente.”
Rocco no se despidió de ella, abrazó a Nicola, le dijo que lo amaba y enseguida se dio la vuelta y le habló a Salvatore, dejándol