Aidan
La sangre me hervía mientras observaba el mensaje en mi teléfono. Tres palabras que bastaron para que mi lobo interior rugiera con furia: "Hay un traidor".
Dejé el teléfono sobre mi escritorio y me acerqué a la ventana. Desde allí podía ver parte del territorio de la manada, los bosques que habíamos protegido durante generaciones. El mismo bosque donde ahora acechaba una amenaza, no solo desde fuera, sino desde dentro.
Marcus, mi informante en la manada vecina de los Blackridge, nunca me había fallado. Si decía que alguien de mi círculo cercano estaba filtrando información, tenía que ser cierto. Y solo había un tema que podría interesarles tanto como para arriesgarse a infiltrarse: Noelia.
Mi compañera. Mi luna. La mujer que dormía plácidamente en mi cama, ajena a las conspiraciones que se tejían a su alrededor.
Cerré los ojos y respiré profundamente, intentando calmar al lobo que exigía sangre. Necesitaba pensar con claridad. Repasé mentalmente a cada miembro de mi círculo inte