Mundo ficciónIniciar sesiónNoelia acaba de mudarse a un vecindario tranquilo, buscando paz y una nueva oportunidad para empezar después de una relación fallida. Sin embargo, pronto se da cuenta de que su nuevo vecino, Aidan Blackwood, es un Alfa con un instinto protector y posesivo tan fuerte que su presencia parece opresiva. Noelia no sabe nada sobre los hombres lobo ni sobre los instintos que los gobiernan, pero Aidan está determinado a hacerla suya. Aunque ella trata de alejarse, el poder de su atracción es innegable. Mientras lucha por mantener su independencia, una batalla emocional y física se desata entre ambos. Pero cuando secretos oscuros salen a la luz y Noelia descubre más sobre el mundo de los hombres lobo, tendrá que tomar decisiones que cambiarán su vida para siempre. Obsesión del Alfa es una historia de amor peligrosa, pasión incontrolable y sacrificios dolorosos. Enfrentándose a su propia naturaleza y a un amor tan intenso como peligroso, Noelia descubrirá lo que significa ser realmente deseada y, a la vez, atrapada por el deseo.
Leer másAidanLa luna llena se alzaba sobre el bosque, bañando con su luz plateada cada rincón de nuestro territorio. Desde la ventana de nuestra habitación, observaba a Noelia dormir plácidamente, su respiración acompasada y tranquila. Había pasado casi un año desde que ella apareció en mi vida, alterando todo lo que creía saber sobre mí mismo.Mi obsesión inicial se había transformado en algo más profundo, más complejo. Ya no era solo el instinto del lobo reclamando a su compañera; era el hombre que había aprendido a amar con todas sus imperfecciones.Recorrí con la mirada las cicatrices en mi cuerpo, cada una contando una historia de protección, de lucha, de supervivencia. Por ella. Por nosotros.—¿No puedes dormir? —su voz somnolienta me sacó de mis pensamientos.—Solo pensaba —respondí, acercándome a la cama y sentándome a su lado.—¿En qué? —preguntó, incorporándose ligeramente.—En todo lo que hemos pasado. En cómo llegaste a mi vida huyendo de un pasado doloroso, y yo solo quería pose
NoeliaLa luz del amanecer se filtraba por las cortinas, dibujando patrones dorados sobre la piel de Aidan mientras dormía. Me incorporé ligeramente, apoyándome sobre mi codo para observarlo mejor. Su rostro, normalmente tenso y vigilante, mostraba una serenidad que pocas veces le había visto. Las líneas de preocupación habían desaparecido y su respiración era profunda y regular.¿Cómo habíamos llegado hasta aquí? Parecía que hubiera pasado una eternidad desde aquel primer día en que lo vi en el jardín, con su mirada penetrante que me hizo estremecer. Recordé cómo había intentado huir de él, de lo que me hacía sentir, de esa atracción inexplicable que me arrastraba hacia él como si fuera la gravedad misma.Pasé mis dedos suavemente por su cabello, maravillándome de cómo este hombre, este ser sobrenatural, había transformado mi existencia por completo. Había entrado en mi vida como un huracán, derribando todas mis defensas, desafiando cada una de mis convicciones.—Intenté odiarte —sus
AidanLa sangre aún hervía en mis venas cuando regresamos a la casa. El olor metálico de la batalla permanecía impregnado en mi piel, mezclándose con el aroma a tierra húmeda y adrenalina. Noelia caminaba a mi lado, su cuerpo visiblemente agotado pero con una nueva determinación en su mirada que me resultaba fascinante.Cerré la puerta tras nosotros, dejando fuera el caos y la violencia que habíamos enfrentado. El silencio de la casa nos envolvió como un manto protector, pero la tensión entre nosotros seguía vibrando, casi palpable.—Deberías sentarte —le dije, notando cómo se tambaleaba ligeramente—. Traeré el botiquín.Noelia asintió, dejándose caer en el sofá. Su rostro, aunque cansado, mostraba una fortaleza que me dejaba sin aliento. Había luchado como una verdadera loba, sin serlo. Había enfrentado peligros que la mayoría de los humanos ni siquiera podían imaginar.Regresé con el botiquín y me arrodillé frente a ella. Sus manos tenían pequeños cortes y rasguños, nada grave, pero
NoeliaEl cielo se había oscurecido de repente, como si la naturaleza misma presintiera lo que estaba por venir. Desde la ventana de la cabaña, observé cómo las nubes se arremolinaban, densas y amenazantes. Un escalofrío me recorrió la espalda, pero no era por el frío.Era miedo. Puro y visceral.Las palabras de Aidan resonaban en mi cabeza: "Quédate dentro. No salgas bajo ninguna circunstancia". Su voz había sido firme, sus ojos dorados brillando con una intensidad que me había dejado sin aliento. Pero eso había sido hace horas, y el silencio que ahora reinaba resultaba más aterrador que cualquier ruido.Me acerqué a la ventana, apoyando la palma contra el cristal frío. La línea de árboles que rodeaba la propiedad parecía más oscura, más densa, como si ocultara secretos que no debían ser revelados. Y entonces lo vi: un destello de movimiento entre los árboles. Luego otro. Y otro más.No eran los lobos de Aidan.El corazón me dio un vuelco cuando comprendí lo que estaba sucediendo. La
AidanLa luna creciente se alzaba sobre el bosque, bañando mi territorio con su luz plateada. Desde la ventana de mi estudio, observaba cómo las sombras de los árboles se extendían como dedos sobre el césped. Mi mente, sin embargo, estaba lejos de la belleza nocturna que me rodeaba.Noelia dormía en nuestra habitación. Su respiración tranquila había sido lo último que escuché antes de levantarme sigilosamente. Necesitaba pensar, planear. La conversación con el Consejo seguía resonando en mi cabeza como un eco persistente."Un Alfa sin compromiso formal es vulnerable", había dicho Marcus, el más antiguo de los consejeros. "Y una compañera humana sin vínculo es un riesgo para toda la manada."Apreté los puños contra el marco de la ventana. No podía, no quería forzar a Noelia a nada. Había prometido respetar su libertad, su humanidad. Pero también sabía que sin un vínculo reconocido por todos los clanes, ella seguiría siendo vista como una debilidad, un objetivo.El libro antiguo sobre r
NoeliaEl sol se filtraba por las cortinas de mi habitación, dibujando patrones dorados sobre las sábanas. Me quedé inmóvil, contemplando el techo mientras los recuerdos de la noche anterior inundaban mi mente. Aidan y yo habíamos estado tan cerca... demasiado cerca. Cerré los ojos, intentando alejar la sensación de su aliento sobre mi piel, pero era inútil. Cada vez que intentaba olvidarlo, su presencia se volvía más intensa en mi memoria.Me levanté de la cama con determinación. Hoy sería diferente. Hoy mantendría la distancia que tanto necesitaba para pensar con claridad.El espejo me devolvió la imagen de una mujer que apenas reconocía. Mis ojos brillaban con una intensidad nueva, mis mejillas tenían un rubor permanente que no recordaba haber tenido antes. ¿Era esto lo que significaba estar cerca de un Alfa? ¿O simplemente era el efecto que Aidan tenía sobre mí?—Solo es atracción física —me dije en voz alta, como si pronunciar las palabras pudiera convertirlas en verdad—. Nada má
Último capítulo