EN EL CENTRO COMERCIAL.

-Señora, tome esta tarjeta de crédito, me ha dicho el señor Drope que debe de comprar ropa para el nuevo trabajo, dijo María un poco asombrada.

-¿De verdad María?

-Señora, veo que usted está igual que yo de asombrada, pero sí, me ha pedido que la acompañe al centro comercial, que nos llevará Armando el chofer, no sé si le incomoda que la acompañe, pero ya sabe, si no obedezco ordenes, mi hijo será quien pague las consecuencias.

-Ay María, no sé porque usted sigue trabajando para Landon, si yo pudiera salir corriendo de aquí créame que lo haría, pero él le haría daño a mi abuelita, es lo único que tengo en la vida, jamás permitiría que le pase nada.

-Señora, algún día le contaré mi historia, créame, que si pudiera como dice usted, salir corriendo de esta casa y esconderme del señor Drope,  lo haría sin pensarlo dos veces.

-Señora, salimos en una hora, ya sabe que Armando si sigue las ordenes del señor al pie de la letra.

-No te preocupes, tengo tanto de no salir de compras que para mi es un respiro de todo esto.

Pasada la hora, Armando esperaba a las mujeres frente a la mansión.

-Señora Kent, el señor dio indicaciones de que iremos a una tienda en especifico, en donde venden ropa ejecutiva, calzado y lencería, dice que vaya a la joyería del centro comercial y compra algo sutil, que recuerde como deben de ser las cosas.

-No se preocupe Armando, usted y yo sabemos a qué a Landon no se le puede refutar nada, así que no lo meteré en problemas, solamente procure no estar cerca ni de María ni mío mientras compro lo que necesito, dijo Marian en un tono bastante fuerte.

Armando sabía que él al ser la mano derecha de Landon, no era querido por el personal de la mansión y mucho menos por la esposa de su jefe, pero él recibía una buena cantidad de dinero cada vez que Landon hacía uno de sus negocios.

-Si señora, de hecho el señor me ha pedido que le dé su espacio, no se preocupe, dijo el hombre con un tono burlesco.

Subieron al auto, María y Armando iban en el asiento delantero, Marian en el asiento trasero, aquel vehículo era blindado, Landon no se iba a arriesgar que a la mujer que le ayudaba a dar una imagen de algo que no era le sucediera algo.

Al llegar al centro comercial, Armando y María bajaron, el hombre le abrió la puerta a la esposa de su jefe, mientras María esperaba a un costado del auto.

-Armando, espérenos aquí, créame que no escaparé, usted sabe que mi abuela sufriría de todo si me escapo, así que no me siga, estaré de vuelta cuando termine de comprar, dijo Marian algo triste.

-Está bien señora, recuerde que su abuela está en el centro para ancianos, ahí sería muy fácil de encontrarla, vaya señora, aquí la espero, dijo el hombre con un tono amenazador.

Las dos mujeres se adentraron al centro comercial, Armando sabía que ambas llegarían, ya que dos personas importantes para ellas, pagarían las consecuencias si le desobedecían.

Al entrar a una tienda de prendas exclusivas, de marcas reconocidas, Marian pudo observar el valor de aquellas prendas, varios cientos de dólares por un vestido sencillo, por un traje entero o un calzado.

-María, mira esto, cuando vivía con mi padre, compraba ropa exclusiva, pero no a estos precios, de verdad que Landon está loco si cree que compraré algo así.

-Señora, mejor compre en esta tienda, evítese problemas con el señor, yo he visto como la ha golpeado y maltratado, además, si usted puede tener algo bonito y costoso, téngalo, usted bien se lo ha ganado aguantando al señor, me va a disculpar, pero no sé como usted le aguanta a l señor tanto.

-María, creo que puedo confiar en ti, he visto como Landon te maltrata y tú sigues ahí como si nada ¿porqué, acaso estas enamorada de él?

Te juro que si es así, no me importaría, por ese hombre no siento nada.

-No señora, jamás, el señor no me provoca ningún sentimiento más que repulsión, sinceramente sigo en su casa porque tiene a mi hijo en sus manos, lo tiene en una casa en donde hacen las drogas que fabrica, mi pobre hijo no tiene más que diez años y ya lo tiene empacando la droga, no se imagina el dolor que siento al ver eso, mi hijo va a la escuela y de ahí lo recogen y lo llevan a ese laboratorio, el señor Drope me ha mandado fotos, una vez quise escaparme y sacó a mi bebé de la escuela, le dio una golpiza que mi pobre hijo estuvo con sus piernas inmovilizadas durante un mes, en todo ese tiempo no me permitió verlo, así que es esa la razón por la que estoy en esa casa, dijo María con lagrimas en sus ojos.

-Ay María, estamos en las mismas condiciones, ya escuchó a Armando, si yo no hago lo que Landon me dice, matará a mi abuelita, en la madre de mi mamá y está algo mayor, ella igual que su hijo, ha visto la rabia de Landon, la dejó tirada en el suelo, con la clavícula fracturada, estuvo en el hospital con un pronóstico reservado durante unos días, Landon solamente dijo, fue un aviso, si te vuelves a pasar de lista la mataré, pero antes la haré sufrir, así que ya entenderás el odio y repulsión que le tengo a ese tipo.

-Señora, jamás imaginé que usted pasara por lo mismo que yo, le juro que nunca lo habría pensado.

-Pues ya ves María, tu y yo no somos tan diferentes, la diferencia entre nosotras es que a mí me utiliza mi marido como un cebo para atraer clientes a sus empresas fraudulentas y tú conoces mas de eso que yo, dijo Marian tristemente.

Sabes que, tienes razón, compraremos y compraremos mucho, busca tu también algunas prendas María, hoy el desgraciado de Landon paga la cuenta, dijo Marian mirando a su amiga con una sonrisa que casi dejaba salir las lagrimas.

Mira, te queda esto, esto y esto, dijo Marian dando a María una gran cantidad de prendas de alta costura.

-Señora, se meterá en problemas.

-No veo porqué, es mi dinero también, recuerda que soy la esposa del flamante empresario Landon Drope, así que la mitad de sus bienes son míos, yo te pagaré estas prendas, dijo Marian riendo fuertemente.

Cuando la mujer compró suficientes prendas, le pidió a María que la acompañara a la joyería, le regaló a su nueva y única amiga, unos pendientes en diamantes muy costosos, esto es por escucharme María, creo que seremos buenas amigas dentro de esta prisión, dijo ella.

-Gracias señora.

-Quiero ese collar, pendientes, cadena, reloj, anillos, decía Marian pasando la tarjeta a su nombre a diestra y siniestra, ella nunca había gastado tal cantidad de dinero en su vida, pero al escuchar a María contar su historia, ella supo de no tenía porque tenerle compasión alguna al tipo que tenía como marido, así que se comenzaría a dar la vida que ella bien se había ganado al soportarlo y si eso era gastando, lo haría sin más.

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