Landon tomó el expediente que estaba al lado de la cama de Marian y pudo leer “estado de embarazo” el hombre se volvió loco, puso un arma en la sien de Marian, estaba dispuesto a presionar el gatillo, pero no pudo hacerlo, él realmente estaba obsecionado con la chica, salió del hospital deshecho, Marian se había entregado a otro hombre, Omar o Aston Cassis eran los únicos posibles responsables del embarazo de Marian.
-Armando, busca a Cassis y ponle una bala en medio de los ojos, ese tipo me las va a pagar, te lo juro, estaré en la casa de la campiña, la propiedad está a nombre de Ana, así que no me buscarán en ese lugar.
La campiña, era una propiedad que el padre de Marian había comprado, ya que a su hija le gustaba mucho el lugar, sin embargo el día que le daría ese lugar de regalo, falleció, era una propiedad muy valiosa y cuando Walter Raúl le contaba a Tuell, Ana decidió que acabaría con él, para poder quedarse con el lugar, era lo único que había conservado para ella, amaba ese lugar.
Cassis estaba en un centro de convenciones en la ciudad, se armó todo un plan para poder deshacerse de él, cuando Cassis salió de la reunión intentaron matarlo, pero los tipos que dispararon fallaron poniéndolo sobre aviso de lo que estaba sucediendo.
El hombre tomó un avión y se marcho con un destino desconocido.
Al no estar Cassis en el país, Landon pensó que Omar Vitale sería quién pagaría con su vida.
Pasaron tres días, Marian continuaba hospitalizada, Omar no despertaba, ella le pidió casi que le rogó a una enfermera que por favor le permitiera entrar a verlo.
Ella al ver la desesperación de Marian y lo frágil que se veía habló con el médico y este autorizó la visita.
Omar estaba en una cama con muchas maquinas a su lado, conectado a tubos y mangueras.
-Omar, mi amor, tienes que recuperarte, aquel día en Colombia que para ti ha sido un infierno, hizo que tenga en mi vientre el fruto del amor que nos tenemos, sabes, creo que necesitaba hacerte pagar por no confiar, pero yo deseaba entregarme a ti y que me hicieras el amor, así tal cual me lo hiciste, que me hicieras tuya, que fueras el amor de mi vida y lo hiciste, no me arrepiento ni un minuto de que me hicieras el amor, solo necesitaba que supieras que soy una mujer libre, que ya no deseo estar bajo las ordenes de nadie, tu eres diferente, eres el padre de mi bebé, vamos Omar, tienes que salir de este lugar, prometiste estar siempre, ahora te necesitamos más que nunca, decía la chica llorando desconsoladamente.
Omar comenzó a respirar más rápido y fuerte, la enfermera tuvo que pedirle a Marian que saliera del lugar, porque Vitale necesitaba que lo revisara el médico.
Mientras caminaba a su habitación se repetía en la cabeza “tienes que estar bien, tienes que estar bien”, la chica no tenía paz al saber que Omar estaba siendo examinado por una crisis que seguramente ella había provocado.
Dos horas más tarde, el médico entró a la habitación de Marian.
-Señora, no sé que pudo usted hacer o decir al señor Vitale, pero lo que fuese que hiciera, ha dado resultados, el señor Omar ya ha salido del coma, está en la habitación contiguo a la suya, por si gusta pasar a verlo, no le hable mucho, no haga que se agite, no le dé ninguna noticia que lo pueda afectar, el señor Gustavo está con él, así que si gusta puede ir de una vez, dijo el médico sonriendo.
Marian no esperó más y corrió a pesar del dolor que aun sentía en sus costillas, al entrar a la habitación, Omar estaba como un niño peleando con Gustavo porque no deseaba comer.
-Hola, ¿se puede pasar? Preguntó ella sonriendo.
La sonrisa de Omar Vitale, solo indicaba que la estaba esperando.
-Tu mujer hermosa, eres la madre de mi hijo, tu eres lo mejor que me ha pasado en la vida, ven acá y dame un abrazo.
Ella se acercó y el hombre la abrazó fuertemente un gemido de dolor de Marian lo hizo darse cuenta de que estaba abrazándola muy fuerte.
-Lo siento mi amor, fue la felicidad, dijo él sonriendo.
-¿Gustavo, nos puedes por favor dejar a solas?
-Escuché todas y cada una de las palabras que me dijiste Marian, lo de nuestro hijo, lo de Colombia todo, Marian, no debes de justificarme.
-Silencio, ese tema ha quedado sepultado Omar, era lo que deseaba con el alma y si no hubiese sido por esa noche, no tendría a nuestro bebé creciendo dentro de mí, a pesar que Landon siempre me dijo que era estéril, que nunca sería madre, que los exámenes que me había hecho arrojaban ese resultado y mira ahora, vamos a ser padres, dijo Marian riendo.
Los días pasaron y Marian fue a vivir a la mansión de Omar, ella no volvería a casa de Landon, sin embargo, él nunca la dejaría en paz.
Landon no había aparecido por ninguna parte desde el incidente en el puerto, nadie sabía que había estado en el hospital y que había apuntado con un arma a Marian al enterarse de su estado de embarazo.
Mientras Omar y Marian estaban abrazados, Astrid quien trabajaba para Omar, entró al hospital con un arma de fuego y disparando como una loca y gritando.
-Tu maldita perra, por tu culpa murió mi padre, por tu culpa Marian, tu tendiste una trampa a tu esposo, eres una maldita desgraciada.
-Gustavo tomó a la chica y la inmovilizó quitándole el arma, llamaron a las autoridades y la llevaron detenida, ella estaba completamente loca, no por la muerte de su padre, sino al darse cuenta de que estaban en banca rota y hasta la casa en donde vivían sería rematada gracias a las deudas de su padre, ella había pasado también la información del crucero que procedía de Colombia, la chica se culpaba a ella por caer en la trampa de Omar.