EN EL PUERTO.
Pasaron los cuatro días más, Marian cada vez se sentía mejor de los golpes que había recibido.
El crucero llegaría al muelle en menos de cuatro horas, todo el ejército estaba esperando el crucero.
A lo lejos se podía ver el barco, los integrantes del ejército estaban todos encubiertos, paseando por el muelle o trabajando en los barcos cercanos.
-Ve a la casa y trae a Marian, Alberto y que sea ya, dijo Landon.
Armando fue de inmediato a cumplir la orden de su jefe, el tipo conocía a algunas personas del ejercito, sin embargo, Omar y Montecarlo habían sido muy astutos y llamaron a personas que trabajaban en otros lugares, mismos que Landon no tenía manera de conocer.
Landon quien esperaba el gigantesco barco, había mandado a traer a Marian, así golpeada y todo lo demás.
Cuando la chica baja del auto, con un rostro de dolor, Omar que estaba un poco alejado y oculto, pudo verla gracias a unos binoculares.
-Montecarlo, ella está aquí, dile a tus hombres que a ella debemos protegerla ante t