— Tres. — respondió Lara con voz pausada, intentando minimizar el hecho de que probablemente pareciera propensa a las alucinaciones.— Siempre de lejos, cuando por raras circunstancias mis correrías con los cachorros se extienden demasiado fuera de casa.
— ¿Y…? — la instó Marissa.
— Y siento como si estuviera muy cerca, juraría que ha estado fuera de mi ventana más de una vez… ¡Es una locura! — se rio de sí misma — Desde hace cuatro meses he esperado encontrarlo en cualquier vuelta de esquina y ahora resulta que he estado buscando a un fantasma. ¡Eso sí es mala suerte!
Marissa le lanzó una mirada condescendiente y le quitó la botella vacía de refresco para echarla a la basura, mientras las tres salían de la cafetería para seguir sus clases.
— Querida, — le dijo — n