– La táctica del escándalo
La luz de la tarde entraba por los ventanales, arrojando largas franjas doradas sobre la alfombra persa. Cristina estaba sentada tras un escritorio antiguo, tan imponente como el de su difunto abuelo, pero ella se sentía más como una general planificando una fuga que como una ejecutiva dirigiendo un imperio. Su rostro, aunque marcado por el cansancio de los últimos días de luto y tensión, reflejaba una resolución férrea. La muerte de don José había sido el detonante, la llave que le permitía finalmente honrar la promesa de lealtad al hombre que la salvó, rompiendo al fin la promesa de fidelidad a un matrimonio vacío.
Frente a ella, sentada en un sillón de lectura, estaba Jessica, su amiga y asistente personal, revisando una pila de documentos. Jessica, práctica y perspicaz, era la única persona que conocía la totalidad de la verdad de Cristina, desde su amor prohibido por Rubén Colmenares hasta la miseria de su vida con Elio.
—Los reportes del departamento l