Capítulo 98. Montaña de mentiras y secretos.
Ares se quedó en el umbral, sosteniendo la puerta, permitiendo que Lyanna tuviera la primicia visual.
El niño levantó la cabeza al escuchar el clic de la cerradura. Sus ojos grandes y expresivos se abrieron con sorpresa. Soltó el camión, que rodó unos centímetros por la alfombra.
—¿Mamá? —preguntó el pequeño, con una vocecita que tembló en el aire.
Lyanna se quedó paralizada. Todo el aire salió de sus pulmones.
Verlo en una foto había sido impactante, pero verlo en carne y hueso, respirando, mirándola con esa mezcla de esperanza y duda, fue devastador.
El niño llevaba una braga de mezclilla y una camiseta de rayas. Tenía el cabello oscuro revuelto, igual que el hombre que estaba detrás de ella.
Pero Harry no corrió de inmediato.
El niño se puso de pie despacio, frunciendo el ceño al ver las vendas en la cabeza de Lyanna, los moretones en sus brazos y la ropa sucia. Los niños son observadores crueles a veces, y Harry notó que su madre se veía "rota".
—¿Mamá, te hiciste daño? —preguntó