Capítulo 4. La amante.
		
El aroma a un exquisito pescado llenaba el ambiente. Lyanna bajó las escaleras con determinación. Había pasado el día dando vueltas en la cama, pero la promesa que le había hecho a Harry le daba fuerza. Iba a seguir el juego. Por él.Caminó al comedor, la mesa brillaba bajo la luz de la araña de cristal. Platos de porcelana fina, copas de vino, cubiertos de plata. Ella entró con un vestido negro sencillo. Había aceptado esta cena. Una tregua falsa, lo sabía, pero por Harry cualquier cosa.Pero entonces lo vio.Ares estaba sentado a la cabeza de la mesa. Y en su regazo, anclada como si fuera su derecho, estaba una mujer. Una rubia de vestido rojo con escote profundo. Su brazo rodeaba el cuello de Ares, y su risa, aguda y artificial, llenaba la habitación.Era hermosa, fría, como tallada en hielo. Su risa, estridente y falsa, cortaba el aire como un cuchillo.Ares tenía un brazo alrededor de su cintura. No como un prisionero, sino como un hombre cómodo. Como un dueño.Lyanna sintió qu
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