Capítulo 62. La carretera que no perdona.
La calle estaba borrosa.
No solo por la lluvia, sino también por sus ojos.
Tenía las manos rígidas en el volante, como si apretarlo fuera la única forma de no desmoronarse justo allí, en medio del camino.
Y aun así, el mundo se movía, avanzaba, se estiraba delante de ella como una carretera interminable.
Cuando dejó la mansión, lo hizo sin pensarlo un solo segundo.
Solo quería poner distancia entre ese traidor de Ares y ella. Lo único que le dolía era tener que alejarse de Harry, ese niño que le había robado su corazón. Era inexplicable la conexión que tenía con él.
Tenía una sensación de que lo conocía desde siempre. Las lágrimas se habían acumulado en sus ojos y se las limpió de nuevo sin poder contener su furia.
—¿Cómo me pudo hacer eso? Sobre todo, después de decirme que me amaba. ¡Desgraciado, hipócrita! —gritó con todas sus fuerzas, como si él pudiera escucharla.
Aunque Eleonor le había pedido detenerse, no pudo hacerlo porque la rabia se agitaba en su interior como un voraz in