Capítulo 39. Cuando entra el enemigo disfrazado de familia.
El aroma a café recién hecho llenaba el comedor cuando Ares tomó la mano de Lyanna para bajar juntos las escaleras.
Ella todavía tenía ese brillo suave en los ojos, el rastro de la noche que habían compartido.
Y él… él la miraba como si el mundo entero se redujera a la forma en que ella respiraba.
Lyanna bajó con pasos tímidos, pero tranquilos. Ares iba un poco detrás, como si temiera que alguien se la arrancara del lado.
Al llegar a la planta baja, lo primero que vieron fue a Eleanor, sentada en la sala principal… rígida, inmóvil, con las manos entrelazadas y los ojos llenos de veneno.
Ares suspiró.
—No le hagas caso —murmuró, apretando la mano de Lyanna.
Ella asintió, aunque sintió cómo un temblor le subía por la columna. La presencia de Eleanor la hacía sentir diminuta, pero después de lo vivido con Ares, tenía una fuerza que nunca había tenido.
Avanzaron hacia el comedor.
Eleanor no les quitaba los ojos de encima.
—Buenos días, madre —saludó Ares, tenso.
—Para algunos, sí, para mí