Al CEO Darkok no le iba a ser tan sencillo contentar a su esposa. Ella no estaba dispuesta a caer solo con unas palabras dulces.

— ¿Por qué debería de creerte? Vladimir los escuchó hablar, escuchó cuando esa mujer decía no saber de mi, ni de tu hijo, no creas que puedes venir a engañarme tan fácilmente, no soy una mujer estúpida, tampoco voy a pedirte que la dejes, la que se hará a un lado seré yo.

— Angelic, sé que mi comportamiento del pasado me precede, pero te aseguro que estoy diciendo la verdad, es cierto que mi clienta es muy bella, más nunca la he visto como mujer, solamente es por trabajo que la trato.

— ¿Oh, es muy bella? Mira que interesante. Cuentame más. — Obviamente la arquitecta estaba siendo sarcástica.

— ¡El punto es que no me mueve un solo cabello, mi pasión y mi deseo son solo tuyos, desde que el médico te dió de alta, no habido una sola vez que tenga la oportunidad de hacerte el amor, y no lo haya hecho, eso es porque no puedo controlar mi deseo por tí!